Érase una vez en una ciudad dos niños que no se conocían, sus nombres eran: Rabanillo y Cebollita, y eran payasos pero a ellos no les agradaba, pensaban que por ser payasos su vida era un chiste; hasta que… se conocieron. Se agradaron mucho y se hicieron grandes amigos con el correr de los años. Un día una aventura comenzó…
- Mira – dijo Cebollita.
- Qué, qué –dijo Rabanillo.
- Piedras brillantes –respondió emocionada Cebollita.
- ¡Auch! –dijo Rabanillo tratando de agarrar las piedras.
- No me toquen, yo ire a ustedes –habló una piedra mientras los payasos se quedaban sorprendidos. Luego la piedra agregó – Antes eran payasos, ahora ustedes son los ¡“Súper Hermanos”! Y de ahora en adelante derrotarán al mal. –Exclamó un ángel que salió de entre las piedras.
- ¡Uf, con razón! ya se me hacía raro que las piedras hablaran… –Dijo Cebollita secándose el sudor de la frente.
- Ah, claro, pero que se nos aparezca un ángel es muuuy normal. –Cntestó Rabanillo con lujo de sarcasmo.
- Los he esperado desde hace millones de años, cuando los primeros “Súper Hermanos” murieron. –Añadió el ángel.
- Pero no somos hermanos. –Afirmó Rabanillo.
- Todos lo son. –Dijo el ángel convirtiéndose en monstruo ante el asombro de los ex payasos.
Los “Súper Hermanos” lucharon contra el monstruo golpeándolo con sus súper pelucas y pateándolo con sus enormes zapatos. “Por el poder de la risa”, era el lema que gritaban los “Súper Hermanos” cada vez que golpeaban al monstruo, pero el monstruo no sufría, cada vez que era golpeado se reía… y se río tanto que explotó como un globo dejando en el aire el sonido de una voz angelical que dijo: “Están listos.”
- Mira – dijo Cebollita.
- Qué, qué –dijo Rabanillo.
- Piedras brillantes –respondió emocionada Cebollita.
- ¡Auch! –dijo Rabanillo tratando de agarrar las piedras.
- No me toquen, yo ire a ustedes –habló una piedra mientras los payasos se quedaban sorprendidos. Luego la piedra agregó – Antes eran payasos, ahora ustedes son los ¡“Súper Hermanos”! Y de ahora en adelante derrotarán al mal. –Exclamó un ángel que salió de entre las piedras.
- ¡Uf, con razón! ya se me hacía raro que las piedras hablaran… –Dijo Cebollita secándose el sudor de la frente.
- Ah, claro, pero que se nos aparezca un ángel es muuuy normal. –Cntestó Rabanillo con lujo de sarcasmo.
- Los he esperado desde hace millones de años, cuando los primeros “Súper Hermanos” murieron. –Añadió el ángel.
- Pero no somos hermanos. –Afirmó Rabanillo.
- Todos lo son. –Dijo el ángel convirtiéndose en monstruo ante el asombro de los ex payasos.
Los “Súper Hermanos” lucharon contra el monstruo golpeándolo con sus súper pelucas y pateándolo con sus enormes zapatos. “Por el poder de la risa”, era el lema que gritaban los “Súper Hermanos” cada vez que golpeaban al monstruo, pero el monstruo no sufría, cada vez que era golpeado se reía… y se río tanto que explotó como un globo dejando en el aire el sonido de una voz angelical que dijo: “Están listos.”
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